Los huevos son un producto altamente nutritivo, muy
rico en proteínas, y muy utilizado en nuestra cocina. Pero también son muy
sensibles a la contaminación, pudiendo dar lugar a enfermedades que se
manifiestan con síntomas digestivos como vómitos y diarreas. La mayoría de
estas infecciones pueden evitarse siguiendo unas sencillas normas de higiene…
Antes de hablar de esto conviene saber interpretar
la información que se desprende de los números que aparecen impresos en la cáscara.
De forma esquemática, el primer dígito hace referencia a la forma de cría:
0 producción ecológica
1 campera
2 tierra
3 jaula
El resto de estos dígitos hace referencia a la
localización de la granja: país, provincia, municipio e identificación de la
granja
A la hora de comprarlos debemos observar que tengan
la cáscara limpia, entera y sin signos de humedad. La cáscara sucia puede
contener gérmenes y contaminar el interior del huevo y otros alimentos con los
que entre en contacto.
Debemos conservarlos en un sitio fresco, seco y a
temperatura constante, es decir, el frigorífico. Los cambios de temperatura facilitan
la multiplicación de gérmenes, la desintegración de la barrera protectora del
huevo y, por lo tanto, su contaminación. Deben mantenerse separados del resto
de alimentos, preferiblemente en la huevera del frigorífico. La huevera sirve
para mantener los huevos en un espacio seco y fresco, y también para dificultar
las contaminaciones cruzadas con otros alimentos.
Cuando estemos manipulando los huevos debemos tener
en cuenta que antes y después debemos
lavarnos siempre las manos.
No se debe romper el huevo en el mismo recipiente
donde después se batirá, ni separar las claras de las yemas utilizando la
cáscara del huevo. Al romper el huevo podemos contaminar el recipiente y el
propio huevo con gérmenes de la cáscara.
Los alimentos que contienen huevo deben cocerse a
una temperatura que llegue a los 75°C
en el centro del producto. Hay que cuajar bien las tortillas. La cocción es la
única manera de eliminar los gérmenes peligrosos, entre ellos, la salmonela.
Los alimentos que contienen huevo, después de su
elaboración, deben consumirse inmediatamente o mantenerse en el refrigerador. Las
tortillas, natillas, flanes, quiches y otros productos elaborados con huevo son
un medio idóneo para el crecimiento de bacterias, si se dejan a temperatura ambiente
(10°C- 40°C ).
No los mantenga a estas
temperaturas más de 2 horas.
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