Hace algún tiempo hicimos arroz con leche, y hoy toca otro clásico: las natillas.
Para comprobar el éxito de esta receta solo decir que dos buenos amigos, Pablo y Quique, las probaron y dijeron de ellas el mejor piropo que podían decir: ¡Son como las que hace mamá!
5 yemas de huevo
1 vaina de vainilla
La piel de medio limón
1 rama de canela
150 grs de azúcar, o 20 gramos de edulcorante marca Carrefour (Ciclamato+sacarina) más 30 gramos de azúcar
3 c/s de Maizena
Preparación:
Primero ponemos la leche a calentar, reservando un vaso en el frigorífico, y echamos la vaina de vainilla, la rama de canela y la piel de limón. Lo dejamos todo en el fuego y, cuando esté a punto de hervir, lo retiramos y tapamos. Lo dejamos infusionar unos 15-20 minutos.
Mientras, mezclamos las yemas con el azúcar hasta obtener una mezcla densa y blanquecina (si usamos edulcorante, lo añadimos al final, antes de servir).
En el vaso de leche que hemos reservado en el frigorífico, disolvemos la Maizena ya que su disolución es mucho más sencilla en líquidos fríos. Mezclamos la leche y la Maizena con las yemas y el azúcar, removemos.
Colamos la leche infusionada para retirar la canela, la vainilla y la piel de limón.
A continuación, echamos la mezcla de las yemas y la Maizena disuelta en la leche infusionada, y ponemos otra vez en el fuego sin dejar de remover hasta que espesen un poco las natillas.
Finalmente, colocamos las natillas en los cuencos, ponemos una galleta en cada uno de ellos y dejamos atemperar. Si os da tiempo a meterlas al frigorífico (suelen terminarse antes) taparlas con papel film para evitar que se resequen en exceso y cojan olores de otros alimentos.
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