Dulce
delicioso, de sabor suave, origen italiano e ideal para poner el broche a una
buena comida.
Nuestra amiga
Silvia me dio esta receta que no es la auténtica elaboración del tiramisú pero
que tiene dos ventajas importantes frente al resto: una la facilidad y
velocidad de elaboración, y otra que no lleva huevos, con lo que evitamos el
peligro de consumir huevo crudo.
Ingredientes:
500 ml de nata
para montar
100 gr. de azúcar
250 gr. de mascarpone
200 gr. de bizcochos
de soletilla
175 ml. café
200 gr. de cacao en
polvo para espolvorear
Elaboración:
Lo primero que haremos
será hacer el café (yo lo hice descafeinado y le añadí un poco de leche porque
a mis hijas les encanta el tiramisú), y dejamos enfriar.
Después, montamos la
nata y añadimos a mitad del proceso el azúcar. Para montar la nata rápidamente
conviene enfriar bien tanto la nata como el recipiente en el que vamos a
montarla. Una vez montada le vamos añadiendo el mascarpone poco a poco y
seguimos batiendo, consiguiendo así nuestra crema de mascarpone.
En el molde que vayamos
a utilizar, ponemos una capa de bizcochos de soletilla en
el fondo y empapamos de café (podemos añadir un poco de licor, de amaretto por ejemplo). Los cubrimos con una capa de la
crema de mascarpone y reservamos en la nevera durante 4 horas como mínimo, para
que coja consistencia. Podemos repetir el proceso, añadiendo una nueva capa de
bizcochos de soletilla y crema de mascarpone.
Antes de servir
espolvoreamos el cacao en polvo por encima y… voilá!
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