¿Por qué nos gustan más unos restaurantes que otros?


A un restaurante vamos a comer… o a algo más? Evidentemente cuando vamos a un restaurante el motivo es comer, pero en muchas ocasiones esto no es más que la excusa. Lo que realmente buscamos es pasar un rato agradable con los amigos, disfrutar, cerrar un negocio, reconciliarnos con la pareja,…

Un restaurante debe cuidar la comida, eso es como el valor en la mili… se le supone. Pero también debe cuidar otras muchas cosas: el servicio, el ambiente, la decoración… todas esas cosas que hacen que la experiencia de comer sea agradable y que tengamos ganas de volver. Y para eso hay trucos…



La arquitecta Sandra Tarruella y el equipo de arquitectos Picado-De Blas son expertos en interiorismo y han diseñado alguno de los restaurantes más vanguardistas (Tragaluz, La Broche…). Como los diez mandamientos, han elaborado una lista con diez trucos para hacer más agradable cualquier restaurante cuidando detalles como la música, la luz... son estos:

Sonido

Básico: estudio de insonorización y absorbentes acústicos. ¡Y que no moleste el volumen, si es que tiene que haber música!

Luz
Restaurante Tragaluz (Barcelona)


Aprovechar al máximo la natural, abrir ventanas, de lado a lado, si se puede. Y combinarla con luz indirecta, pantallas bajas... Ojo con las bombillas led, muy frías. Y, por favor, nada de luces cambiantes de color.

Mobiliario

Seleccionar mesas y sillas, manteles, vajilla... ¡y hasta el vestuario! Lo peor es el mal diseño, la pretenciosidad, la imitación.

Entrada

Cuidar al cliente desde el inicio, que el lugar se relacione con la calle e invite a entrar.

Restaurante Luci Bombón (Madrid)
Cocina

La tendencia es dejar la cocina a la vista. Enseñar la preparación le da dinamismo, aunque no tiene por qué ser el centro de atención.

Materiales

Son el carné de identidad, y se tiene que ver de dónde vienen: que todo sea lo más noble posible. Que el plástico parezca plástico, digno, que no simule otra cosa. En todo caso, materiales sostenibles: maderas certificadas o planchas multilaminadas. Y ser monomatérico es como ser monocromático: nunca te vas a equivocar.

Vistas

Potenciarlas, si están bien (como la terraza de The Americano, en Manhattan...), y, si no, dirigir la mirada hacia dentro, tal vez un patio, un jardín.

Altura
Restaurante Tomate (Madrid)

Si no se cuenta con una sala alta como la de Olsen, en Buenos Aires, trabajar los techos con soluciones que eviten que el cliente se sienta encerrado.

Distribución

Diferenciar ambientes: con desniveles, una barra, una chimenea, biombos o vidrio translúcido, que dan amplitud e intimidad. Siempre fraccionar el espacio: no puedes meter a 100 personas en 200 metros como en un comedor de colegio. Deben sentirse recogidas.

Coherencia

La armonía ha de primar. No requiere lo mismo un chiringuito que el restaurante Lhardy, del siglo XIX. No hay un paradigma cerrado del establecimiento perfecto, sino muchos caminos. Lo importante es que el resultado sea cómodo.

5 comentarios:

  1. Nuca me parte a ver un restaurarte desde éstas perspectivas

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  2. Nuca me pare a ver un restaurarte desde éstas perspectivas

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  3. He repetido en restaurantes y no siempre por la comida. La atención justa, la sala, los olores!... hay que poner a prueba los cinco sentidos, si el ambiente acompaña el resto es muy fácil.

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  4. Suscribo plenamente lo que dices... si la comida no funciona, no podemos seguir hablando. Pero hay gran cantidad de cosas que hacen que prefiramos volver a un sitio y no a otro, o, como nos pasó a nosotros en Pura Cepa ¿no habéis tenido a veces la sensación de que molestáis?

    Tampoco me gustan los sitios en los que no puedes comer porque el camarero pesadete te cuenta lo que le paso el verano pasado con su hijo en aquel sitio tan bonito...........................................................

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